Lino Oviedo libre de culpa y pena. Nicanor ni adivino ni profeta
Me disculpan la frase utilizada en el título. No es mía. Muchos podrán decir que es desubicada para la seriedad de un artículo. Pero, repito, no es mía, y creo que es relevante para apuntar las incoherencias que se dan en la política paraguaya. Al menos una de ellas.
"En la puta vida". Esa fue la respuesta que brindó una vez el presidente Duarte Frutos cuando le consulté si estaba dispuesto a negociar con Lino Oviedo durante su gobierno. Fue en el 2004.
Fue así de seco. Su respuesta fue segura, dura, sin ningún tipo de duda. Luego dijo que Oviedo era un peligro para el país, que tenía una fuerte relación con los hechos de marzo de 1999 y contó algunos hechos que sucedieron en los días tormentosos en los que cayó Cubas. Añadió que la familia Argaña, con la que estaba muy ligada en ese entonces, había sufrido bastante; y, más que eso, que el país debió soportar la "locura" de una persona que casi rompe el proceso democrático.
CAMBIA, TODO CAMBIA. Hace unas semanas, el mismo que había asegurado que "en la puta vida" iba a negociar con Oviedo, como un gran profeta o vidente, lanzó esta corta, pero reveladora frase: "Ocompetita" ("Va a competir"), Fue cuando se le preguntó si Oviedo iba a participar de las elecciones generales del año próximo.
¿Coincidencia? No. Sencillamente, no. Aunque se niegue, los hechos han confirmando la estrecha relación entre Nicanor y Lino.Los hábeas corpus, la decisión de la Justicia Militar y ahora la determinación de la Corte, que nos asegura que en abril de 1996 no pasó nada, no son pura casualidad.
Aunque los magistrados den explicaciones legales sobre las acciones a favor de Oviedo, las declaraciones de Duarte Frutos sobre cada una de ellas ratificaron que el jefe de Estado algo tuvo que ver en ellas o simplemente es un vidente, o profeta. Me inclino mucho más hacia la primera opción.
MÁS OVIEDISTA QUE NADIE. Cuando la Corte concedió los dos hábeas corpus a favor de Oviedo, el presidente respaldó la determinación, las argumentó e incluso las defendió. Cuando la Justicia Militar le concedió la libertad, también justificó el fallo. Con la última decisión de la Corte sobre los hechos de abril de 1996, la historia se repitió. Apoyó la sentencia y lanzó toda responsabilidad al ex presidente Wasmosy. Y para que no quede duda de las buenas relaciones con Oviedo, habló de la posibilidad de lograr un cogobierno con el líder del Partido Unace, una vez que mantenga el poder en el 2008.
Es demasiada coincidencia para creer que no influyó en las decisiones, más aún cuando se sabe que las sentencias judiciales sobre temas políticos están atadas a los intereses de los que tienen el poder. En este caso, Duarte Frutos.
¿La razón?: desesperación electoral oficialista. El objetivo: revolver el ambiente político de manera que el Partido Colorado no tenga riesgo de perder en el 2008. ¿La moneda de cambio?: Oviedo. El oviedismo dará una mano al oficialismo en las internas coloradas y luego será un elemento de división en la ya dividida oposición. Fadul, en ese sentido, tiene toda la razón del mundo cuando señala que con la absolución de Oviedo, con Oviedo candidato, y con una oposición en varios frentes, es bastante difícil que caiga el Partido Colorado en las generales.
Oviedo tendrá todos sus argumentos para asegurar que en 1996 no pasó nada, que es inocente, que es una blanca paloma de la paz. Los que sostienen que sí hubo insubordinación, un intento de golpe, que Oviedo es un peligro, también tendrán sus razones. Ahora, lo seguro es que la frase "en la puta vida" es una que queda solo para la historia, porque los hechos dicen lo contrario.
3 nov 2007
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